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Este fin de semana vivimos una experiencia profundamente sanadora gracias a la Tom Coughlin Jay Fund Foundation.
Compartimos con familias que, como nosotros, caminan por este sendero tan complejo del duelo, luego de perder a un hijo o hija.
Hombres, mujeres y niños… todos abrimos el corazón. Todos llevamos una herida distinta. Porque no hay un solo duelo, ni un solo dolor. Cada historia es única, y cada alma la atraviesa a su manera.
Para nosotros fue muy especial poder compartir el libro de Matías. No solo es la historia de sus seis años con nosotros, es también lo que él nos ha revelado desde su partida: un llamado a despertar, una nueva forma de mirar la vida y la muerte.
El duelo es un viaje paradójico, donde conviven el amor más profundo y el dolor más desgarrador. Y muchas veces, ni las creencias ni las religiones nos preparan para sostener algo tan inmenso.
Perder a un hijo rompe todos los órdenes. Porque la vida se supone que va hacia adelante, y que sean los hijos quienes nos vean partir… no al revés.
Y cuando además ese hijo muere tras batallar con una enfermedad como el cáncer, el dolor se multiplica. Porque hay preguntas sin respuestas, decisiones médicas que duelen, y un sistema que muchas veces falla. Un sistema que, al morir tu hijo, corta todo lazo contigo. No hay cartas, no hay seguimiento, no hay humanidad. Solo un silencio que duele tanto como la pérdida.
Por eso agradecemos con el alma a la Tom Coughlin Jay Fund Foundation, por haber creado este espacio donde el alma puede respirar y el corazón puede hablar. Porque aunque nuestros hijos partieron, este fin de semana sentimos que no estamos solos. Nos acompañamos. Nos escuchamos. Y quizás, poco a poco, aprendemos a vivir con este dolor, no desde la resignación, sino desde el amor que nunca se acaba.
Gracias, infinitas gracias, por tender este puente de amor entre la tierra y el cielo.
Por recordarnos que no caminamos solos, que aún en medio del vacío hay manos que sostienen, abrazos que comprenden y miradas que no necesitan palabras. Nos llevamos en el alma cada historia compartida, cada lágrima, cada sonrisa, y ese hilo invisible que ahora nos une para siempre. Gracias por devolvernos, por un instante, la posibilidad de sentirnos en casa… incluso en medio del duelo.
✨ The Children of the Sky Families ✨